Fue un 22 de diciembre de 1997, cuando un grupo armado, presuntamente ligado a intereses políticos, rodeó el campamento de refugiados del grupo Las Abejas en el municipio de Chenalhó, Chiapas; asesinando, en su mayoría, a mujeres y niños.

Las familias indígenas que huían de la violencia existente en sus comunidades, fueron aprehendidas ese trágico día. Dejando un rastro de dolor y terror en la población chiapaneca. 

Eran alrededor de las 10:30 de la mañana cuando el coro de las oraciones del grupo se vieron interrumpidas por disparos ejecutados sobre la iglesia de Acteal. Su refugio fue rodeado presuntamente por paramilitares quienes portaban armas de alto calibre. 

Manuel Gómez, sobreviviente de la masacre cuenta cómo al escuchar los disparos, él junto a otras personas, huyeron de la iglesia para esconderse y salvar su vida. “Estábamos todos amontonados, los niños gritaban y lloraban porque tenían miedo”.

Al no poder controlar el miedo que tanto los consumía, los paramilitares  se percataron del escondite de aquellos que intentaban salvarse. 

Al encontrarlos, el grupo armado ejecutó, sin piedad, la masacre, dejando un rastro de 45 cuerpos, entre ellos, 9 hombres, 21 mujeres, 4 de ellas embarazadas y 15 niños. 

Tiempo después, Vicente Luna, otro de los sobrevivientes contó que existía un arroyo cerca del refugio, en el que tuvieron que fingir estar muertos, dándoles una oportunidad de vivir. Una oportunidad que sus amigos y familiares no tuvieron.

“Mi familia murió ahí, los vi irse. Y ahora solo me quedan recuerdos de ellos”, mencionó Vicente Luna al ofrecer su testimonio.

«Fue el día más triste de nuestras vidas. No estábamos haciendo nada, solo orábamos. Mi hermana de 8 meses no tenía idea de lo que estaba pasando y me la mataron».

Al culminar la masacre, las personas que aparentaban estar muertas o escondidas, presenciaron uno de los actos más crueles hacia la humanidad misma.

Los participantes del grupo armado desgarraron el vientre de las mujeres embarazadas asesinadas para gritar con todas sus fuerzas: “Viva Priistas. Ya terminamos con todos”. 

“Ellos estaban decididos a matar a todas las abejas. Y afortunadamente no fue así, porque hoy estamos aquí para recordar lo sucedido” comentó Manuel Gómez. 

La noticia de la matanza de Acteal sacudió al país y al mundo entero, desatando una ola de indignación y repudio contra la violencia y la impunidad de los asesinados.

Las autoridades mexicanas fueron señaladas por su incapacidad para garantizar la seguridad de las comunidades indígenas y por su presunta complicidad con los perpetradores del crimen. 

La demanda de justicia resonó en las calles de Chiapas y México, mientras organizaciones de derechos humanos exigieron una investigación transparente y el castigo a los responsables. 

Esto sin duda, dejó una marca en la historia de Chiapas, esperando que sirva de ejemplo para luchar por un mundo de paz, libertad y justicia para todos los pueblos.

Este texto es una actividad con fines educativos, como parte de la materia de Redacción para Medios Electrónicos de la Licenciatura en Comunicación de la Facultad de Humanidades Campus VI de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach).

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